Musica Calleshortbus

miércoles, 27 de enero de 2010

POR LOS MISMOS MIL BARRITAS…



Y subieron irrisiblemente el salario mínimo y esta mañana nos enteramos de que el servicio de transporte de la ciudad – ese que se llena, va lento, con la música alta y con el conductor de mal humor -, subió cien pesos más; es decir, pasó de 1200 a 1300 pesos. Y es que uno no se explica, como Cartagena siendo una ciudad infinitamente pequeña en comparación con otras ciudades del país (Medellín, Bogotá, Barranquilla…etc), el transporte público sea uno de los más caros a diferencia de otras ciudades de Colombia.

Entendemos que por las alzas de la gasolina, por el mal estado de nuestras carreteras y que por el fenómeno del Tranca-ribe, las empresas de transporte de la ciudad hayan llegado a la conclusión de que era necesario subir el costo del pasaje 100 pesos más para este año; sin embargo, estas empresas no tienen en cuenta que el cartagenero promedio también tiene que sobrevivir con los altos precios que nos impone el comercio, con la subida del costo del pasaje y con un salario que en comparación con el salario de nuestro estimado presidente Ur-sube, es una burla a la inteligencia humana.

Los precios suben, los salarios bajan y los trabajos en esta ciudad, al igual que los osos de anteojo de nuestro país, son una especie en vía de extinción; y hoy vienen siendo sustituidos por una clase de subempleo que se reproduce como rata: el mototaxismo. La cosa se pone fea y ya no existe delgadez, para referirnos, a que la vaina esta delgadita. Por otro lado, las obras del Tranca-ribe hacen del panorama de la ciudad no amurallada, el destino perfecto para evidenciar el desorden y la ineficacia con la que se ejecutan las obras públicas de Cartagena.

Se adelanta la construcción del sistema de buses articulados en Cartagena de “indias”, lastimosamente la planeación de esa obra no resolvió, ni ha podido resolver un plan alterno de vías (aunque en esta ciudad no existen vías alternas), para que nosotros los usuarios del transporte público no nos demoremos 2 horas entre el recorrido Centro-San Fernando, recorrido que anteriormente con nuestras calles en mal estado, no pasaba de una hora. Por otro lado, las calles que se han utilizado como medida extrema para solucionar un poco el colapso en el transporte que está sufriendo la ciudad, están tan deterioradas, que además de retrasar el flujo vehicular, terminan dañando cualquier carrocería que pase por ahí, un ejemplo: la calle que comunica Marbella con Torices (Después de casi dos años de uso la están arreglando por fin).

Al mismo tiempo, el desplazamiento masivo de vendedores ambulantes ha sido inminente ante la nueva cultura de transporte que se piensa instaurar en la ciudad, tanto… que ya se escucha al interior de los buses a la gente decirles a los vendedores de confites, que las cosas se les van a poner difícil cuando lleguen los buses de Tranca-ribe, porque en ellos, no podrán subirse para vender su mercancía. El panorama se pone más duro, cuando recordamos con tristeza los procesos de desalojo de los zapateros que se encontraban ubicados en el callejón que lleva ese nombre por ellos; y qué decir de aquellos que serán desalojados de puerto duro, o aquellos que sobreviven con lo poco que ganan en el mercado de bazurto. En fin, Cartagena es una ciudad históricamente de desalojos (Chambacú, Centro, Getsemaní… y hasta las playas se están pensando para el sector privado) y mientras las cosas se piensen desde la administración pública y no desde nosotros para nosotros, siempre quedara la sensación de descontento y resignación.

Respecto a los procesos de información, socialización, procedimientos y medios del sistema integral de transporte masivo, tenemos que decir que a estos humildes servidores (estudiantes de la Universidad Pública de Cartagena) no se nos ha dado ningún tipo de charla en la que se nos explique qué es Tranca-ribe, qué barrios se beneficiaran de él, qué pasara con los buses y busetas que actualmente transita por la ciudad, que pasa con los barrios que están en la extrema periferia (Mandela, Olaya, Daniel Lemaitre… entre otros) y otras tantas dudas que nos asaltan al rededor de este macro proyecto. Sin embargo, hay que aclarar que en la página de internet del proyecto Tranca-ribe aparece que se ha socializado este proyecto a más de 27.000 mil habitantes del corralito de piedra, entre los cuales se encuentran estudiantes de colegios, universidades, vendedores y futuros usuarios del sistema integrado:


“Enrique Chartuni González, gerente de la entidad, manifiesta que durante el primer semestre del presente año se han socializado 27.563 estudiantes de colegios y universidades, así como comerciantes, trabajadores y ciudadanos del común; en las generalidades del SITM Transcaribe, las normas de seguridad vial y cultura ciudadana por parte del equipo de socialización: - Nos sorprende mucho la percepción real que tienen los niños sobre el actual sistema de transporte y más aún, el concepto que tienen de la renovación urbanística que están viendo en la ciudad con la construcción de amplios andenes, corredores viales y la transformación estética que está teniendo Cartagena -, dijo el funcionario.” [1]


También afirman que cualquier entidad que desee tener información sobre la implementación de este sistema en la ciudad, puede comunicarse a unos teléfonos en específico o un correo que a continuación se los daremos: 6664429, 6665217 y 6583332, extensión 127, psicóloga Karen Vélez, o vía email kvelez@transcaribe.gov.co.

La opinión particular del Colectivo Calleshortbus se encuentra dividida por las bondades y desventajas que trae a la ciudad una obra de tan grande escala. No hay que negar que las obras de reconstrucción de las carreteras de la ciudad es magnífica (en comparación con la vieja calzada) y que la ciudad tiene un aspecto más ordenado y urbanizado, en los tramos en los que la obra ha culminado, pero la reflexión tiene que ir más allá del aspecto y de lo que se dice alrededor de un proyecto que se ha emulado en casi todas las ciudades del país.


- Cartagena no tiene Cultura de Transporte

Cartagena no tiene carreteras, transporte vehicular y por ende, no tiene una clara Cultura de transporte. Las carreteras siempre fueron angostas, en mal estado y ni hablar de cuando llueve. Los buses y busetas se tranzan tras la cultura del regateo y nosotros los usuarios legitimamos, a pesar de las alzas, nuestros propios precios (los mismos mil).

El desbordado desempleo en la ciudad, generó al interior de ella misma 2 grandes variantes de subempleo: el mototaxismo y la venta ambulante. El cartagenero promedio, hacinado en las faldas de la periferia (el que no trabaja ni vive en el sector amurallado), sobrevive con las ganancias que saca de cajas de chicles, bolsas de agua, chupetas, lápices y cualquier producto que les sirva para promocionarlos dentro de aquellos buses y busetas que regatean en la vías en mal estado (que maldito circulo vicioso). Mientras tanto los que no venden, salen a recorrer la ciudad en busca de un pasajero que tiene prisa en transportarse a otra parte de la ciudad, para llevarlos en su moto por una cifra que no arruine el bolsillo ya arruinado del pasajero y que no lo arruine a él que tiene que llevarle la tarifa al dueño de la moto y que le quede algo de dinero para suplir los gastos de la casa (estoy mareado).

Y mientras tanto Chartuni y otros tantos, se jactan de decir que los cartageneros están cansados del deficiente transporte de la ciudad, obviando que la administración pública tiene una enorme deuda con aquellos que tenemos que movilizarnos a diario en esta ciudad.

Por otro lado, la cultura ciudadana no depende de la implementación de un sistema de transporte que funcionó en otra(s) ciudad(es); esta funcionalidad, no garantiza que este tipo de obras tendrán el mismo éxito en la ciudad en donde se efectuara. Cabe mencionar, que Cartagena es una ciudad de contrastes, prácticas y legitimidades distintas a cualquier otra ciudad del país, por eso, creemos necesario que antes de pensar (unos cuantos), una Cartagena mas urbana, deberíamos pensar en una Cartagena para todos. En la que este tipo de proyectos sean pensados por y para los ciudadanos que la componen. La cultura ciudadana es el consenso entre todos aquellos que componen el vivir cartagenero: Usuarios, Vendedores ambulantes, Transportadores, Transeúntes y todos aquellos que hacen parte de las dinámicas de movilización de la ciudad.

Así pues, los invitamos a que se informen sobre los procesos y obras que se están realizando al interior de la ciudad y a que pensemos que Cartagena es más que el destino turístico de unos cuantos o la casa de verano de nuestro presidente, Cartagena es una ciudad habitada por más de un millón de personas que esperamos vernos reflejados en las decisiones, construcciones y procesos que se gesten desde nosotros y para el uso de nosotros, de ahí en adelante el proyecto de cultura sería más acorde con nuestras exigencias ciudadanas.

Por último, esperamos que el sistema integrado de transporte masivo, no colapse frente, a los mismos mil BARRITAS, que nosotros los cartageneros pagamos por el uso del transporte vehicular, por las obras que aun sin funcionar el Transcaribe ya están en mal estado, por el calor que a veces no nos deja vivir y por la precaria cultura política, económica, social y de transporte que abunda en nuestra ciudad. Dejamos la reflexión hasta este punto y los exhortamos a pensar también en aquellos que a pesar de las duras condiciones con que nos toca movilizarnos, han podido encontrar la manera de transportar sus mercancías, por un bajo precio, seguro y con todas las incomodidades del mundo, a través de esta pequeña ciudad.


Colectivo Calleshortbus




POR: GIAN CARLOS JULIO DE LA ROSA









[1] G:\Transcaribe - Colombia.mht

lunes, 18 de enero de 2010

¡QUE ALGUIEN PIENSE EN LOS NIÑOS!



Con frecuencia hemos venido escuchando que el principal argumento en contra de las manifestaciones entre parejas del mismo sexo, es que estas se realicen delante de los pequeños infantes (niños)… tras el velo de la supuesta corrupción o del mal ejemplo, la sociedad transfigura y esconde su odio por las relaciones entre personas del mismo sexo:
“Y es que este tipo de relaciones amenazan con acabar el papel fundamental del ser humano: la reproducción. Por ende, si la reproducción desaparece, la familia (base principal de la sociedad), desaparece con ella; y sin irnos demasiado lejos, la sociedad también desaparecería”.
Cuando se piensa de esta forma, cualquier tipo de práctica sexual que no tenga fines reproductivos se convierte automáticamente en una aberración que debe ser exterminada del mundo. Bueno… la cosa no es tan fea en estos momentos y debemos hacerle honor a la verdad; sin embargo, aun cuando se han ganado algunas luchas en nombre de los derechos humanos, se nos sigue discriminando y asesinando, no en las mismas dimensiones que hace 20 años atrás, pero se nos sigue asesinando.

La sociedad, en particular la sociedad cartagenera, amenaza con asesinar socialmente a aquellos que disiden de las prácticas sexuales comunes. El modus operandi va desde la invisibilización de este tipo de prácticas, como es el caso de la personera de la ciudad que desconoce que en la ciudad existan homosexuales, hasta marginarnos a ciertos, pocos, pequeños, nocturnos… espacios. Sin darnos cuenta, hemos pasado de ser personas comunes y corrientes a parias en una ciudad que no admite que los hombres se besen con otros hombres en público (el caso de la mujer es muy precario, como lo mencionamos en otro texto, su sexualidad es cosa de experimentación).

Respecto a los niños, la sociedad responde decididamente y siempre, los argumentos son los mismos: se pueden traumatizar, confundir, desviar, corromper, pervertir, depravar… palabras más, palabras menos, la sociedad cree, que como los loros, los niños pueden reproducir este tipo de prácticas aberrantes. De acuerdo con lo anterior, si un niño ve a dos hombres besándose, corre el riesgo de procesar ese acto en su memoria, reproducirlo y puede llegar a volverse homosexual… lo paradójico de este asunto es que los niños ven a diario a hombres con mujeres besándose y muchos de ellos no terminan siendo exclusivamente heterosexuales.

Lamentablemente, cuando sucede que el niño no emula lo que sus padres quieren que repita, deja de ser un sujeto normal y se transforma en un enfermo (y no es gripa papito); pero en particular esta enfermedad, ya no depende de cuestiones médicas o sicológicas, los nuevos enfermos, somos enfermos sociales. Y en vista de que no existe ni tratamiento médico ni sicológico, la sociedad nos aísla hasta encontrar un método social más efectivo y distinto al asesinato, para desaparecernos.

Ahora bien, existen muchas formas en las que lentamente se nos ha ido visibilizando en las esferas públicas, esto a través de los medios masivos de comunicación. Con sus novelas, sus programas de humor, sus productos y los grandes show, los medios de comunicación colocan en pugna las realidades que nos circundan. Y es que el papel desempeñado por ellos no se ha limitado al mero ejercicio de una labor de divulgación, sino a la ejecución de una multiplicidad de roles sociales que, en el ámbito de la sociedad civil, convierte a los medios de comunicación en influyentes actores políticos, económicos, sociales y culturales, relacionados con la construcción de la identidad de las sociedades contemporáneas. Ellos intervienen en la percepción que nos hacemos del mundo, y muchas veces lo que dicen, regula el modus vivendi de los habitantes de este huevo chato. Un ejemplo particular, me sucedió hace días, cuando por curiosidad coloque un programa (¿Quién tiene la razón? talk show), en el que la madre aseguraba que su hija está confundida por decir que era lesbiana y que le daba mal ejemplo a sus hermanos pequeños al vestirse de hombre y al llevar a sus amigas a la casa. La madre desconsolada fue enfrentada por la terapeuta que presenta el programa y con voz fuerte afirmaba confusamente:
“…a los niños hay que hablarles siempre con la verdad, porque ellos se encontraran con este tipo de prácticas en la calle… la homosexualidad es una realidad y usted no se puede negar a ello…” sin embargo, le dijo lo siguiente a la muchacha: “tú no puedes hacer este tipo de cosas delante de tus hermanos, porque ellos están pequeños…”.
Para ser sinceros, no entiendo si es que los niños deben ser privados de cualquier manifestación pública amorosa (heterosexual, homosexual y todas aquellas etiquetas sexuales que nos hemos inventado) o solo de aquellas que se dan entre sujetos del mismo sexo. ..

Dejen a los niños ser niños… decía un amigo en una discusión que se formuló en nuestro Facebook; sin embargo, cuando se trata de su protección, recordemos que ellos también son actores sociales y políticos, y que como todos los demás tienen derecho a elegir de que quieren ser protegidos, que quieren ver, que quieren sentir, que quieren experimentar… no son pequeños frascos en los que depositaremos nuestros temores, son actores que construyen y se construyen en nuestra sociedad.

Por último, solo nos queda agregar que dejemos de pensar la sexualidad como algo exclusivamente de los adultos, la realidad es de todos y para todos; y con esto no estamos invitando a que todos sean homosexuales, bisexuales o transgeneristas, lo que queremos es que todos seamos libres, y eso se gana en la capacidad autónoma de elegir.



POR: GIAN CARLOS JULIO DE LA ROSA